Prepara los ingredientes antes de comenzar a cocinar tu arroz con níscalos
Antes de empezar con la receta, es fundamental tener todos los ingredientes listos y organizados para asegurar un cocinado fluido y un resultado lleno de sabor. Comienza limpiando bien los níscalos, eliminando cualquier resto de tierra con un paño húmedo o un cepillo de cocina. No los sumerjas en agua, ya que podrían perder parte de su textura y sabor. Una vez limpios, córtalos en trozos medianos para que conserven su carnosidad en el guiso.
Por otro lado, corta la cebolla en brunoise para que se integre perfectamente en el sofrito y aporte toda su dulzura al arroz. Lamina los dientes de ajo para que desprendan todo su aroma y potencia en la cocción.
Mide 180 g de arroz redondo La Fallera, el ideal para absorber los sabores del caldo y conseguir la textura perfecta. Ten a mano 600 ml de caldo de verduras o pollo caliente, para facilitar su incorporación al arroz.
Finalmente, reserva el tomate concentrado, el vino blanco y la hoja de laurel, que aportarán profundidad al plato.
Sofríe las verduras y los níscalos para potenciar su sabor
En una sartén amplia o cazuela baja, calienta un chorro generoso de aceite de oliva virgen extra a fuego medio. Añade la cebolla y los ajos laminados, y deja que se cocinen lentamente hasta que estén dorados y fragantes.
Cuando la cebolla esté tierna y ligeramente caramelizada, incorpora los níscalos troceados y sofríelos durante unos minutos, removiendo ocasionalmente para que se doren por todos lados. Esta fase es clave para concentrar su sabor y realzar su textura.
A continuación, vierte el vino blanco y deja que el alcohol se evapore mientras los ingredientes absorben todos sus aromas.
