El “arros amb fesols i naps” es uno de los platos estrella de la gastronomía valenciana. Las judías (fesols) y los nabos (naps) son los dos ingredientes principales y los que le dan su nombre a la receta.
Hay diferentes variantes de la receta: algunas llevan cerdo, en otras se sustituye por ternera. Hay quien incluso añade cordero o conejo, y en algunas comarcas también se incluye morcilla de cebolla (botifarres de ceba), morcillas blancas (blanquets) y legumbres o verduras de temporada.
A fuego de caldera
Este plato es típico en las fiestas valencianas, ya que se trata de un plato de bajo coste que se puede elaborar y compartir entre grupos numerosos de personas. Para su preparación tradicional, es necesaria una caldera de barro grande o en un cacharro de hierro alto, aunque hoy día se hace en todo tipo de recipientes.
Además, podemos encontrar esta receta de manera muy diversa. De hecho, es frecuente sustituir la carne de cerdo por otra de vacuno; que se incorpore el cordero o el conejo como carnes complementarias, o el hecho de sustituir els “fesols” por “garrofó”.
¿Por qué elegir una cazuela de barro?
Cocinar en barro es una tradición en muchas gastronomías, en parte debido a que durante mucho tiempo era uno de los elementos más accesibles para fabricar ollas y otras herramientas para la cocina, pero también porque ofrece muchas ventajas a la hora de cocinar. Estas son algunas:
–La porosidad del barro permite dejar que se conserve en el plato solo la humedad necesaria para que los alimentos se cuezan mejor.
–Con este material, los alimentos no se pegan en el fondo de la cazuela y tampoco desprende ningún tipo de sustancia, lo que la hace más segura.
—Mantiene la comida caliente mucho más tiempo, ya que el calor se transmite poco a poco.
–Aunque lo más común es usar estas cazuelas con gas, en el horno o con leña, también se puede usar en el microondas y con placas de inducción o vitrocerámica, al mínimo o usando un difusor de calor.
En definitiva, las cazuelas de barro son una excelente solución para cocinar, aunque también tienen alguna desventaja. Y es que estas cazuelas son muy pesadas y frágiles. Por eso, hay que tener cuidado de someterlas al calor de manera progresiva, para evitar que se rompan por un cambio de temperatura brusco, además de tener cuidado al manipularlas, porque queman.