El arroz está listo cuando ha absorbido casi todo el caldo y los granos están tiernos pero aún firmes al morder. No debe quedar duro en el centro ni demasiado blando. Una buena manera de comprobarlo es probar un grano y asegurarse de que esté cocido al gusto.

Observar la cantidad de caldo restante también es útil. Cuando el arroz ha absorbido la mayoría del líquido pero no está seco, es señal de que está en su punto perfecto. La textura debe ser homogénea y cada grano debe estar impregnado de sabor.